Es sabido que Beck es un músico polifacético, que ofrece cambios bastante notorios entre un disco y el siguiente, que siempre intenta algo nuevo (que salga bien o mal es otra cosa). Modern Guilt es una especie de Sea Change con guitarras eléctricas, pero no se limita eso. Después del extrambótico disco de 2006, The Information, Beck, con los 40 encima, se inclinó hacia una obra más corto (33 minutos), más simple y sucinto.
Afortunadamente su brevedad funciona bien y le da más impacto al álbum. Después de escucharlo por primera vez tal vez no se note, pero varios temas quedan pegados en la cabeza. Eso fue, de hecho, lo que me llevó a escucharlo por segunda vez después de varios días de haberle dado play por primera vez y pensar: "Mmmm... lindo...". Me desperté un día con la batería de "Orphans" en la cabeza y escuché el disco de nuevo. Ese mismo día lo escuché dos o tres veces más y me enamoró por completo.
Seguramente muchos extrañarán los temas más pop de Beck y dirán que éste es un disco triste, aburrido y demasiado introspectivo. Pero quienes disfrutamos del cambio y de la sensibilidad artística de Beck estamos más que contentos. Y me puse muy feliz cuando leí que Cat Power iba a colaborar en el disco, pero lamentablemente no puso su hermosa voz y su intervención pasa un tanto desapercibida. Tal vez ese sea el único punto negativo que le encuentro al disco. Por el resto, es uno de los destacados de este año.
Modern Guilt
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Hace 1 año
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